
Por: Raissa Rojas
Pese a que ser un Idol en la industria del K-pop pueda, para muchos, parecer un escenario de ensueño, cargado de luces y aplausos sin fin. Hoy en día es bien sabido que ese camino puede tener momentos de auténtico terror. Aunque llegar a la meta no quiere decir que se llega también al fin de ese tipo de momentos de horror. El costo por alcanzar un sueño puede ser alto, que puede incluir sangre, sudor y lágrimas.
Al hablar de precio, no se trata del costo económico que implica un debut en el mundo del entrenamiento, sino también del esfuerzo físico y mental para llegar a ese pedestal, que no deja de proyectar en ellos sombras de dudas y miedos, debido a la eminente caída ante un paso en falso. Este camino está cargado de sacrificios, que muchas veces no vemos, porque están ocultos tras la máscara de la perfección de un performance, pero que están ahí, implícitos en el mismo crecimiento profesional de un artista.

Este aspecto laboral, donde el esfuerzo continuo se vuelve una constante, es notable para nosotros como fandom. Hemos sido testigos de la perseverancia que requiere llevar ese estilo de vida en artistas con más de una década de trayectoria, empezando por el esfuerzo mental que requiere mantener el equilibrio entre la pasión y la obligación, como lo es la creación de música como campo profesional.
Esta posición creativa obligatoria, que demanda crear cada canción: genera desgaste y frustración. Esta situación puede ser asfixiante, tanto que llevó a Suga a temer que su amor por la música se convirtiera en odio, debido al continuo esfuerzo y dedicación que se le exigía como productor, como si pagara con su pasión un peaje al éxito.

El esfuerzo físico siempre ha sido apreciable en las presentaciones de BTS. Las famosas coreografías con alta sincronización, son el resultado del control y cuidado al detalle que les ha dedicado J-Hope como líder de baile; rozan el perfeccionismo, ya que mediante sesiones de entrenamiento que podían llegar a superar las 12 horas de trabajo -un extenuante ciclo de trabajo físico-, estando al nivel de competidores de alto desempeño.

Este desgaste de energía, pasa de los entrenamientos a las presentaciones y, posteriormente se repite en giras, tal como comento Jin en uno de sus lives durante su gira mundial: haciendo aparición -solo para reportar que estaba vivo- como si emergiera de un abismo de agotamiento, cuando tan solo minutos antes era una estrella viva en el escenario.

Además de la presión incesante por mantener una imagen de perfección, que puede generar inseguridades profundas, con comentarios en sus publicaciones que pasan de la preocupación por su salud o bienestar, a la imposición de expectativas o exigencias. Por ejemplo, esta presión se hizo presente en la aparición de Jimin en el desfile de Dior Primavera/Verano 2026; y en fotos de V mostrando su vello facial. Esta sobre exposición en los medios masivos de comunicación y en redes sociales, deja ventanas abiertas a los críticos y detractores implacables que buscan cualquier detalle para embestir contra ellos, comentarios hirientes.
También enfrentan riesgos físicos en su vida diaria, como se vio en su regreso de París, ya que puede peligrar en toda aparición pública, tal como sucedió en el aeropuerto, debido a la avalancha de fans que deseaban acercarse a saludar, convirtiendo un escenario que debió ser de acogida, en segundos a terror debido a la pasión descontrolada.

Lo peor es que este tipo de inseguridad o peligro no termina en los espacios públicos, incluso puede llegar hasta sus hogares, tal como le sucedió a Jungkook que, por dos ocasiones, tuvo que lidiar con la intromisión de fans en su casa. Fans que se consideraban en derecho de hacerlo "por amor", imponiendo el deseo de cercanía como una maldición de persecución sin descanso, limitada solo gracias a la intervención de fuerzas policiales.

Este "amor" de las fans, ellos lo asumen como una responsabilidad, generándoles preocupación por la forma en que puedan influir sus decisiones, aun a nivel personal, en los sentimientos y vida de su fandom. Tal como mencionó RM al preocuparse por la tristeza que pudiera ocasionar el curso de su vida romántica, dejándonos entrever, la carga aplastante que resulta llevar sobre sus hombros, el peso de las emociones de miles de fanáticos.

Es cierto que como fan nos preocupamos, pero como fandom, debemos desear su bienestar tanto físico como emocional. Reconocer su éxito y demostrar con nuestro apoyo, lo mucho que ellos -como personas- nos importan, y aunque nos disgusten, estos múltiples escenarios de terror a los que se encuentran expuestos, debemos aceptar que forman parte de su vida diaria. Son el precio que pagan por vivir el sueño, un precio que conocen mejor que nadie y que aceptan por amor a su arte y a ARMY, porque desde un principio lo sabían: Todo sueño, tiene un precio.
Nada llega sin esfuerzo y dedicación, detrás de la vida glamurosa de idol hay sacrificios y desafíos que se hacen día con día. Está en nosotros apreciar, no solo su música, sino también la resiliencia que han desarrollado como seres humanos para afrontar estos aspectos de su vida.
Querido ARMY lector, ahora te invito a hacerte estas preguntas:
¿Conoces el precio de tus sueños?
¿Qué esfuerzo adicional podrías hacer que esté en tus manos?
¿Qué puede acercarte hoy más a tus metas?
En tus momentos de mayor flaqueza, te llamo a inspirarte en la dedicación y pasión de nuestros chicos, que sean para ti aquel faro en medio de tu noche más oscura y que te guía a alcanzar tus metas. Sigue adelante paso a paso con tus sueños, porque por pequeños que sean, te irá acercando poco a poco a esa cima, no te permitas derrumbarte a medio camino.
¡Fighting!
La Revista de Taehyung no posee ninguna de las fotos/videos compartidos en nuestro blog. No se pretende infringir los derechos de autor.

Conoce a Raissa Rojas
Si te gusta nuestro contenido, por favor apóyanos con un Ko-Fi para poder seguir haciéndolo.
Califica este artículo y compártelo en tus redes sociales.

Añadir comentario
Comentarios